Viñales fue bendecido por la naturaleza. Pocos lugares en el planeta tienen una suma de atributos tan grande como para ser considerados un paraíso para el turismo.
El valle pinareño es una mina de oro y sus habitantes y el Estado cubano la han explotado por décadas. Sin embargo, contradictoriamente, la prosperidad que ha traído consigo el turismo para la zona amenaza con destruirla.
Todos los que han podido han llegado a Viñales para montar casas de renta y ranchones con ínfulas de restaurantes criollos.
Otros han llenado el valle de caballos para que, por un par de dólares, los turistas puedan pasear por la campiña. ¿El problema?, que el exceso de animales destruye las rutas naturales y la “prosperidad” de los vecinos hace que estos modifiquen las tradicionales fachadas de las casas para “modernizarlas”, estropeando, de paso, uno de los atractivos del lugar.
Por supuesto, que estos excesos no están permitidos por las leyes; pero donde llega el dinero le sigue la corrupción y los encargados de velar por lo establecido miran complacientes hacia otro lado cuando son jugosas las coimas.
Una pena, porque Viñales está considerado como uno de los 25 destinos turísticos más cotizados a nivel mundial. Es Patrimonio Mundial de la UNESCO, Monumento Nacional, Paisaje Cultural de la Humanidad, Parque Nacional y Área Protegida.
Según las autoridades del municipio, en el pequeño Viñales existen nada menos que 2 300 habitaciones para rentar y 130 restaurantes que dan empleo a unos 5 000 trabajadores privados.
La mayor concentración de Cuba en un poblado de tan pequeñas dimensiones.
Un lugar que genera tanto dinero debería ser mejor atendido por las autoridades, invirtiendo en la infraestructura necesaria que mejorara las condiciones de vida de sus habitantes.
De esa forma sus habitantes no tendrían que recurrir a sus propios recursos para aumentar su calidad de vida de una forma desorganizada e irresponsable que daña el patrimonio que les da de comer.
Puede haber Viñales por el tiempo que se quiera, pero con prudencia y sin relajo.