En uno de los puntos más intrincados de las alturas Habana-Matanzas, se encuentra uno de los casinos ilegales más populares de toda Cuba. Un camino a través del monte y las lomas lo mantienen alejado de los ojos de las autoridades, ya que este tipo de juegos se encuentra prohibido desde hace muchos años.
“Contrario al mundo entero, donde los casinos se encuentra principalmente en las grandes ciudades, en hoteles o zonas residenciales, en Cuba estamos obligados a mantenerlos ocultos en las montañas y que no sea nada fácil llegar. Esto es lo más parecido que encontrarás a un casino en Cuba y aquí se apuesta a lo grande”, cuenta uno de los dueños de “El Rincón del Gallo”, un apartado “casino a lo cubano” en el que corre el dinero en apuestas de todo tipo.
Chacho, uno de sus dueños, adoptó este nombre por seguridad, ya que el juego en Cuba está prohibido desde 1959 y está consciente de lo que le pasaría si lo coge la policía. No obstante, confiesa sentirse bastante seguro allí, ya que cuenta con varios hombres en lo alto de la loma para vigilar cualquier movimiento extraño.
“Nada más poner un pie en el Rincón del Gallo se puede respirar aires de libertad, pues estamos alejados de todas las normas impuestas por el gobierno. Juegos de mesa, cartas, dados y apuestas de todo tipo, hacen que este lugar sea especial. Aquí nos sentimos como en Las Vegas”, cuenta Lázaro, un visitante asiduo al casino, quien confiesa nunca haber estado de acuerdo con la prohibición de los sitios de este tipo.
“Aquí se juega a todo por dinero. Entre los juegos más demandados se encuentra el bingo, el bacarat, la lotería, la longana(una variante del dominó con seis fichas), el cubilete, el Silot, el trío, entre otros”, explica Chacho.
“Algunos de los juegos como el Silot han sido importado de las cárceles cubanas, mientras que otros como el cubilete y el trío son más tradicionales. Todos los juegos nos reportan ganancias, porque el dueño de cada mesa debe pagarnos el 30% de sus ganancias por utilizar nuestras instalaciones. La entrada al lugar cuesta dos dólares por persona”, añade.
Entre todos los juegos, el que más beneficio deja en una casino clandestino es el “silot”, que según cuentan los apostadores más viejos, surgió en las regiones orientales del país. Las partidas duran varias horas y pueden jugar cuantas personas quepan en el tablero.
Las apuestas se colocan al frente de cada jugador. Uno de los jugadores hace de banco. Cuando dos dados combinan (por ejemplo, una pareja de uno y otro cinco, el dado solitario marca la jugada), entonces, cada apostador coloca su tiro.
Para ganarle al cinco hay que tirar un seis, o un tiro mágico donde los tres dados marquen el mismo número. Cuando el banco dispara el seis, o tres dígitos iguales, automáticamente recoge el dinero puesto en la mesa.
El “trío” es una variante criolla del poker norteamericano y se juega con tres cartas viradas bocarriba en la mesa e igual número en la mano. Hay 3 descartes y antes de que usted pida nuevas barajas, se hacen apuestas.
Según Chacho, una nueva modalidad de apuestas pudiera incorporarse dentro de muy poco. Se trata de los deportes como el fútbol europeo o la Serie Nacional de Béisbol.
“En las calles se hace. La gente le mete billete tanto aun partido entre el Barcelona y el Real Madrid, como en los choques de la Serie Nacional de Béisbol. La única limitante que tenemos es traer la electricidad hasta aquí, pero tenemos pensado hacerlo mediante una planta eléctrica”, prosigue Chacho.
Con referencia los peligros a los que se encuentra expuestos, Chacho dice que “todo tiene sus riesgos y de eso estamos claros, pero esta la forma en que nos ganamos la vida hasta ver qué pasa en el país en los próximos años”.
Con respecto a las ofertas gastronómicas también se tienen cubiertas, aunque a precios un tanto elevados, porque “el riesgo hay que pagarlo” y además se le debe pagar una parte a los dueños del lugar por vender los productos allí.
La lotería en Cuba se creó en 1812 y se mantuvo vigente hasta 1898, cuando las autoridades norteamericanas la suprimieron. Fue restablecida posteriormente en 1909, cuando se autorizaron los juegos de azar mediante la llamada “Ley del turismo”.
Con la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, los juegos de azar quedaron prohibidos en el país, ya que una de las primeras leyes que firmó fue precisamente la de abolir el juego.
Hoy, al cabo de décadas, el juego se mantiene en Cuba pese a que tiene que permanecer de modo clandestino. Sin embargo, sigue siendo parte la vida de los cubanos que, pese al riesgo de terminar en prisión, se mantienen apostando en sitios como El Rincón del Gallo.