Pescando con condones en el Malecón de La Habana

Redacción

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Pescando con condones en el Malecón de La Habana

Aunque quizás muchos no vayan a creerlo, los cubanos han encontrado una nueva utilidad para los condones que se comercializan en las farmacias, y que nada tiene que ver con su uso protector de enfermedades o anticonceptivo: los utilizan para pescar.

En el Malecón habanero es posible apreciar esta curiosa práctica. Los pescadores inflan unos cuantos condones y los amarran al final de la línea de su caña de pescar, para que de esta forma la corriente los arrastre bien lejos, donde se encuentran los peces de mayor tamaño.

Esta modalidad ha sido bautizada como “pesca con globo” y se ha vuelto bastante popular ente quienes prueban suerte cada día con el anzuelo.

Según cuentan quienes la practican, con los condones es posible que el cebo pueda llegar hasta 300 metros y, si hay suerte, enganchar incluso hasta gallegos, pargos, coronados o bonitos.

Pescando con condones en el Malecón de La Habana
A lo largo del Malecón, cuando va cayendo la tarde, es normal ver a los pescadores con sus “globos”.

Para que no vaya a enredarse el condón con la línea, los duchos pescadores los atan con un hilo de coser que los mantiene a cierta distancia del sedal y colocan la carnada viva en dos anzuelos, para que los peces cuando piquen no se vayan a escapar.

El invento en sí es bastante efectivo, ya que no hay mano que pudiera lanzar tres centenares de metros para poder tener la posibilidad de alcanzar mejores presas, las cuales se encuentran cada vez más lejos de la orilla en esta zona de pesca que durante décadas ha sido sobreexplotada.

Nadie sabe a ciencia cierta quien fue el primero que utilizó este procedimiento con condones, pero todos están de acuerdo en que comenzó a practicarse cuando el Gobierno comenzó a perseguir a quienes se lanzaban a pescar en medios rústicos como pedazos de poliespuma o cámaras de camiones.

Algunos que con esta técnica es posible capturar ejemplares de 20 y 30 libras de peso, lo cual es un negocio redondo en el país, el cual, a pesar de estar rodeado de mar, una libra de pescado supera los 25 pesos la libra.