Cuando hace frío del bueno los cubanos suelen decir que “chifla el mono” y si en un lugar chifla con ganas es en Bainoa, en el municipio de Jaruco, provincia de Mayabeque, que tiene el récord de la temperatura más baja entre las que se han reportado en Cuba: Nada menos que ¡0.6 grados Celsius!, el 18 de febrero de 1996.
A esa temperatura, casi al grado de congelación se han acercado otros registros como el de la noche del 10 al 11 de enero de 1970 en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, cuando los termómetros descendieron a 1.2 grados Celsius.
Estas temperaturas tan bajas se dan por lo regular en áreas del interior de la Isla, pues en las costas suelen ser, como norma, más elevadas.
En la estación meteorológica de Casa Blanca en La Habana, por poner un ejemplo, la temperatura más baja que se ha registrado en toda su historia ha sido de 8.5 grados Célsius, la noche del 10 al 11 de enero de 1970 (una de las más gélidas que se recuerda en el occidente de la Isla) y la noche del 28 de enero de 1940.
Las bajas temperaturas, salvo raras excepciones, suelen estar asociadas en Cuba a la llegada de los frentes fríos y existen la creencia de que cuando estos se combinan con noches despejadas y con luna, suele el mono chiflar con más fuerza. Pero esto es completamente falso, la Luna es demasiado pequeña para tener incidencia alguna en la temperatura de La Tierra.
Casi siempre las noches más frías son aquellas en las que se combinan los frentes fríos con la calma del viento. El viento mezcla las capas de aire y provoca que las temperaturas no desciendan en demasía.
Esta es precisamente la causa fundamental de que tierra adentro en lugares como Bainoa “chifle el mono” con más fuerza. Existe menos viento y la influencia del mar, que conserva mucho mejor el calor que la tierra, no tiene la misma incidencia sobre la temperatura.
