Donde hoy se levanta la Quinta de los Molinos, en La Habana, se celebraron por años unas curiosas competencias, quizás únicas en el mundo, donde los chóferes a bordo de sus vehículos se enfrentaban en encarnizadas batallas y toda la carrocería de sus autos volaba por los cielos, al más puro estilo del filme Mad Max…
El nombre de aquel extraño deporte era autopolo, y fue inventado en Estados Unidos a inicios del siglo XX. Contaba con unas reglas bastante parecidas polo ecuestre, con la única y “pequeña” diferencia que lugar de caballos se utilizaban automóviles.
Por lo demás era todo bastante simple: Dos coches que llegaban a alcanzar los 60km/h, por cada equipo, eran ocupados por 4 jugadores que intentaban golpear el balón con un mazo para llevarlo hasta la meta contraria.
El autopolo fue muy popular en ferias y exhibiciones. Incluso logró convertirse en un deporte organizado, pero nunca pudo despegar definitivamente por dos razones fundamentales: su práctica era demasiado costosa y sus competencias resultaban a menudo letales, con muertos, heridos y descuarejingados.
En Cuba siempre existió una especie de predilección por los deportes que venían del norte. Como contrariamente al polo ecuestre, para practicar el Autopolo no era necesario contar con grandes espacios, se utilizaban con frecuencia los terrenos del Almendares Park, que estaban destinados a acoger otro tipo de eventos deportivos y donde se aglomeraban no pocos curiosos para ver como aquellos fotingos se perseguían los unos a los otros detrás de una pelota.
Eso sí, el entretenimiento estaba garantizado, ya que no faltaban los aparatosos choques, las ruedas desprendidas en mitad del partido y hasta los pilotos lanzados por los aires.
La mayoría de los autos generalmente terminaban destruidos cuando finalizaba el encuentro. Solo en 1924 se contabilizaron 1.564 ruedas rotas, 538 llantas rotas, 66 ejes rotos, 10 motores estropeados y seis autos completamente destruidos.
Para terminar, unas palabras sobre el Almendares Park y una aclaración: El terreno donde se realizó esta exhibición de autopolo corresponde al primer Almendares Park (no al segundo), que se encontraba situado muy cerca de la Quinta de los Molinos, en la intersección de las calles Carlos III y Ayestarán.
En el estadio, sede del histórico club Almendares de la liga cubana de béisbol profesional; se practicaba, además de pelota, fútbol y futbol americano.