Hoy está de cumpleaños la actriz cubana Ketty de la Iglesia, quien llegó a ser uno de los rostros más populares de la televisión cubana, protagonizando varias telenovelas y filmes, hasta que decide emigrar a Estados Unidos hace 6 años y apartarse por completo de los escenarios y crear su negocio propio para cumplir su sueño americano.
Graduada del prestigioso Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas, Vladimir Ilich Lenin, en La Habana, en el año 1988, no decidió seguir una carrera técnica y optó por ingresar en el Instituto Superior de Arte (ISA).
Sus primeros pasos en la actuación fueron en el teatro, integrando primero el grupo Obstáculo, que dirigía Víctor Varela y luego pasó a trabajar en el grupo Buscón, con José Antonio Rodríguez, donde permaneció aproximadamente dos años.
Allí, triunfando en las tablas, se presentó al casting de las aventuras La leyenda del rayo, y desde allí se le abrieron para siempre las puertas de la televisión y el cine, sin prácticamente tener nuevamente la oportunidad de actuar en obras de teatro.
Ketty de la Iglesia fue la oficial Ana de la telenovela Historias de fuego que aspiraba a un puesto generalmente asumido por hombres, la Adela contestataria de La casa de Bernarda Alba, la madre soltera de Doble juego y la sobreprotectora de La cara oculta de la Luna; todos papeles disimiles pero asumidos con la misma sobriedad y entereza que la hizo merecedora del Premio Caricato 2007 y del otorgado en el Festival Nacional de Televisión 2008 a la mejor actuación femenina.
Hace seis años que emigró a Estados Unidos, pero en los últimos años que estuvo viviendo en Cuba se alejó de las cámaras y se dedicó a dirigir su propia compañía teatral.
Al llegar a Miami, estuvo un tiempo dirigiendo microteatro y llegó a tener su propio «contenedor» para presentar obras de pequeño formato.
Sin embargo, se terminó alejando de la actuación por completo y ahora tiene su negocio propio, un estudio fotográfico con el que dice que desea buscar una estabilidad económica.
Hace unos meses aseguró en una entrevista que no se arrepiente para nada de haber dado este paso, pues siempre soñó con tener un negocio propio y abrirse otras puertas alejada de la actuación.
«Llegué a ser actriz, pero me saturé de eso, y ahora estoy satisfecha con las cosas que hago», confesó.