Los documentos revelados por el presidente Donald Trump hace poco más de un año sobre el asesinato de John F. Kennedy, uno de los más importantes presidentes norteamericanos, ocasionaron una gran conmoción a nivel internacional.
Los archivos mostrados sacaron a la luz que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estuvo tanteando la idea de bombardear un campo de refugiados en Miami para culpar al entonces gobernante cubano Fidel Castro de cometer tal barbaridad.
Esta información fue reseñada en el diario Miami News Times, el cual además informó que este plan de causar revuelo en la capital del exilio cubano era uno de los tantos planes propuestos pata minimizar o eliminar al dictador, quien en ese entonces estaba agarrando auge.
Entre los planes preparados se menciona el hundimiento de un barco lleno de refugiados cubanos, la colocación de bombas en Miami, el asesinato de líderes en el exilio y muchos otros más, todos con la sola intención de culpar a Fidel Castro.
Otros documentos confirmaban algunas de las piezas más tontas de la trama, incluidos los planes de la CIA para usar dispositivos absurdos, como explotar cigarros para matar a Fidel.
El objetivo de estos planes era que la comunidad mundial diese el visto bueno a una intervención militar en la Isla. Estos documentos se encuentran enmarcados en un espacio titulado “pretextos”, los cuales podrían poner en práctica los Estados Unidos para justificar una intervención militar de la Isla.
El General Edward Landsdale, un alto oficial de la Guerra fría, el cual estuvo trabajando con la CIA en la conocida como Operación Magosta, envió el informe que contenía otros nueve “pretextos”, al general Maxwell Taylor, el 12 de abril de 1962, quien en aquel entonces era el presidente del Estado Mayor Conjunto.
El citado diario considera que esta “loca idea de la CIA” no justificaba los medios que serían utilizados, ya que no eran absolutamente necesarias tales acciones para hacer quedar mal a Fidel Castro ante los ojos del mundo.
