¡Increíble! En este pueblo de Cuba llevaban a los muertos en tren hasta el cementerio

Redacción

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¡Increíble! En este pueblo de Cuba llevaban a los muertos en tren hasta el cementerio

Han existido y existen en Cuba costumbres funerarias muy raras, resultado de la mezcla de razas y religiones que conforman nuestra nacionalidad; pero sí una destaca es la que por muchos años se practicó en el pequeño poblado de Manatí, en el Oriente de Cuba, que consistía en transportar los cortejos fúnebres en tren hasta el cementerio.

Así mismo, en Manatí los difuntos llegaban a su última morada a bordo del ferrocarril. Claro que antes los dolientes cargaban sobre sus hombros el féretro y lo llevaban por todo el pueblo para que amigos y conocidos pudieran darle su último adiós al finado. Todo dentro del más sepulcral y respetuoso silencio.

Cuenta algunos que alcanzaron a ver aquello, que la tradición de los “ferrofunerales” se remota al tiempo en que la compañía azucarera fundó el central a inicios del siglo XX; y que la empresa además de ofrecer empleo y vida al pueblo, también proporcionaba transporte a los difuntos de manera gratuita, poniendo a su disposición, rieles, locomotoras, vagones y maquinistas.

Todo transcurría de forma apacible. A la hora acordada los familiares del difunto cargaban el ataúd por las calles y se encaminaban hasta la estación de ferrocarril donde les aguardaba una locomotora que arrastraba tres vagones, uno de carga y dos de pasajeros.

Primeramente, se subía el féretro y las coronas al vagón de carga y luego los dolientes y acompañantes pasaban a ocupar sus puestos en los coches de pasaje.

En solo cinco minutos se llegaba al cementerio, donde todos descendían y una vez más se cargaba al muerto para llevarlo hasta el sitio de su descanso eterno.

Lo curioso del caso es que allí mismo terminaba el ferrofuneral, ya que el tren partía una vez que todos los pasajeros estaban abajo y cada cual tenía que regresarse por sus medios.

Hasta el sol de hoy ningún otro pueblo de Cuba ha puesto en práctica esta tradición y difícilmente vuelva a repetirse alguna vez estos ferrofunerales como tenían lugar en Manatí, aunque de ellos hoy solo quede el recuerdo.