Las sirenas son criaturas marinas mitológicas pertenecientes a las leyendas y en más de una de estas se insinúa su existencia en los mares caribeños.
El mito viene desde los descubridores, siendo el propio Cristóbal Colón quien relatase que, durante su segundo viaje al llegar a la Laguna de Leche, cerca de Morón en Ciego de Ávila, pudo ver unas cuantas sirenas negras en las inmediaciones de sus embarcaciones.
En Cienfuegos, por su parte, se ha arraigado como tradición popular la de las mulatas, donde los historiadores aseguran que eran seis indias que al caer al agua desde la embarcación en la que viajaban se convirtieron en sirenas.
Seguramente la historia de sirenas más famosa es la de Caibarién. Un historiador popular nos cuenta que “las que se han encontrado en las aguas de Caibarién suelen aparecer, en algunas noches de luna, flotando suavemente por el medio del Canal de los Barcos. Está formada, de medio cuerpo para abajo, como un pez grande semejante a una tintorera y, de medio cuerpo hacia arriba, es el busto de una mujer hermosísima.”
En una serie publicada en la revista Signos, el escritor Manuel Feijóo recopiló algunas de las leyendas de sirenas cubanas. No obstante, la cultura cubana hace referencia a ninguna sirena legendaria, sino a cualquier recuerdo de ellas al contemplar algún espécimen marino,
La abundante presencia de Manatíes que alguna vez poblaron los mares litorales del archipiélago cubano, dio lugar a cientos de leyendas de aquellos que confundieron la presencia de este cetáceo – hoy a punto de desaparecer – con las legendarias sirenas.
Estas leyendas de sirenas siguen siendo atractivas en las costas del Caribe. Y no pasa mucho tiempo sin que algún pescador se adentre al luego de haberse dado unos tragos y regrese a la orilla con alguna historia de haber visto una o incluso varias sirenas, no estando muy claro si todo ocurrió durante su desembarco en el puerto de Santiago de Cuba, Nuevitas, Manzanillo, lugar donde bellas sirenas cubanas pueden estar bailando toda una noche de leyenda.
