A los ganaderos no les resulta muy provechoso que sus reses sean enanas. De hecho, todos los cruzamientos que se han llevado a cabo desde que se domesticaron estos animales hace miles de años han estado enfocados en lograr ejemplares capaces de producir más carne y leche. Sin embargo, un productor en Cuba parece estar nadando contra la corriente al empeñarse en que sus vacas nazcan en tamaño “bonsai”.
Luego de no pocos experimentos con sus reses, Raúl Hernández, un campesino cubano del municipio San Juan y Martínez, en Pinar del Río, está convencido que finalmente ha dado con una nueva raza de “vacas de jardín”, las cuales no alcanzan a superar los 60 centímetros en su etapa adulta.
Muchos no secundan su “invento”, y lo tachan de excéntrico y de que ha estado perdiendo el tiempo durante todos estos años. Sin embargo, Raúl asegura que mientras menos alimento consume, menos espacio ocupa y es más fácil de cuidar y de ordeñar. Además, asegura, que la producción de leche por animal no está relacionada con el tamaño de este.
La idea de crear una nueva raza de “vacas bonsái” le ha estado pasando por la cabeza a Raúl desde la década del 70, cuando en una ocasión logró adquirir dos vaquitas enanas que iban de cabeza al matadero por considerarse “inútiles”. Con ella comenzó sus experimentos y muchos años después cree haber “reducido científicamente” el tamaño de los rumiantes.
De los descendientes de estos dos primeros rumiantes se formó lo que él mismo llamó como “el rebaño de las vacas enanas”, que muestra orgulloso en su laboratorio de su finca Santa Isabel. Las primeras crías alcanzaron a medir 130 centímetros, pero con el paso del tiempo fue disminuyendo el tamaño obtenido durante los cruces hasta llegar a los 80 cm.
Sin embargo, este campesino pinareño no está conforme, pues su objetivo final es lograr que sus vacas no sean más grades que un chivo común.
El principal trabajo para este ganadero es que ni las autoridades ni el Consejo Científico de la provincia de Pinar del Río, les han dado el visto bueno a sus resultados, sino que han insistido en que él no ha logrado ninguna raza nueva y que lo que ha hecho no es más que una degeneración de sus ejemplares por medio de la selección y los cruces consanguíneos.
No obstante, Raúl asegura que él no vive con lo que le dicen los expertos y que está convencido que un día sabrán apreciar las ventajas de tener un rebaño de vacas bonsái.