Pilar García era un militar cubano que según se cuenta tenía el de nombre de mujer, pero el alma de un asesino. Tan siniestro fue el nivel represión que implantó durante el Gobierno de Fulgencio Batista que a su “manera” hacer las cosas se le conoció como el “Método García”.
Pilar García nació el 12 de octubre de 1896 en San José de las Lajas, en la actual provincia de Mayabeque, y se unió al ejército en 1915 y al poco tiempo comenzó a dar de qué hablar. En 1918 recibió una condena de 25 días de arresto por reyerta y escándalo en la vía pública. En 1927, poco menos de un año de recibir el ascenso al primer grado de oficial, fue procesado por los delitos de prevaricación, desobediencia y falta contra la disciplina. Ya en 1934 fue subiendo el nivel de sus delitos y lo acusan de amenazas de muerte y en 1944 el gobierno de Ramón Grau San Martín decide retirarlo con el grado de capitán, cuando ya era jefe del Regimiento 3 de Santa Clara.
Sin embargo, a raíz del golpe de estado del 10 de marzo de 1952, es reincorporado al servicio activo con el grado de coronel.
Por aquel entonces la lucha revolucionaria se había estado incrementando por toda la Isla, por lo que Batista fue colocando “hombres fuertes” en varias zonas estratégicas del país. Es así como Pilar García es ubicado al mando del Regimiento Plácido de la Guardia Rural en la provincia de Matanzas, a donde viaja en compañía de su hijo Irenaldo Garcías Baéz.
En Matanzas, padre e hijo cometieron una de las mayores masacres que ocurrieron en Cuba en la década de 1950, el asesinato de un grupo de jóvenes que intentaron tomar el Cuartel Goicuría en 1956. Pilar García estuvo a cargo personalmente de torturar y asesinar a los asaltantes.
El 25 de abril de 1957, a él y su hijo Irenaldo, se le radicó la Causa 10-957 en el Tribunal Supremo de Justicia por el delito de asesinato, contra uno de los asaltantes, el joven artemiseño Julio Adán García Rodríguez, quien fue detenido y llevado al cuartel con las manos atadas y allí mismo, en el patio interior, Irenaldo, hijo de Pilar, aguijoneó con su bayoneta al joven y después, en presencia de su padre, le dio el tiro de gracia. Todo esto fue publicado por un periodista norteamericano de la revista “Life” quien fuera testigo presencial del hecho.
En marzo de 1958 Batista lo designa como jefe de la Policía Nacional, posición desde que la que desató el caos y el terror. Durante la huelga revolucionaria del 9 de abril, comenzando a exigir a sus subalternos que no le llevaran ni prisioneros ni heridos, solo muertos. El 13 de agosto de 1958, por sus «méritos militares» es ascendido a General de Brigada del ejército.
Aquella siniestra forma de hacer las cosas fue conocida como el “Método García”.
“No me consulten nada…. ¡No quiero heridos, ni prisioneros, ”M”, “M” “, dictaba en sus ordenes, que atemorizaban a los propios militares.
El 1ro de enero de 1959 logró escapar de ser ajusticiado junto a Fulgencio Batista y arribó a los Estados Unidos, por el aeropuerto de Jacksonville, en la La Florida. En su huida dejó una cuenta bancaria de 814 000 pesos.
Luego se le perdió el rastro, aunque algunos integrantes del viejo exilio cubano en Miami aseguran que era normal verlo reunido comiendo y jugando dominó por la Pequeña Habana.