Camila Cabello fue la única cantante cubana en participar del concierto benéfico online «One World: Together at Home», una iniciativa mundial a la que se sumaron los artistas más importantes del mundo de la música, en medio de la pandemia del coronavirus.
El concierto One World: Together At Home no ha tenido grandes escenarios, ni campos de fútbol a rebosar de fans, ni orquestas ni coros multitudinarios, pero ha tenido algo de mucho, mucho más valor: juntar en la misma noche a las figuras más relevantes de la música de los últimos 60 años
Camila Cabello y su pareja, Shawn Mendes, invitaron a los fanáticos a su acogedora sala de piano para regalarles una hermosa interpretación de «What a Wonderful World» de Louis Armstrong durante el concierto para apoyar y aplaudir a los trabajadores de la salud en la lucha contra COVID-19.
so much love. pic.twitter.com/2Y88aAQhMv
— best shawmila pics (@postshawmila) April 19, 2020
La pareja se sentó lado a lado en el banco del piano, con Mendes tocando las teclas y ambos cantantes intercambiando voces, ocasionalmente ofreciendo algunas ejecuciones magníficamente armonizadas.
Incluso ofrecieron algunas letras alteradas de la canción clásica para que coincida con nuestro clima actual, tranquilizando a los espectadores: «Sigue siendo un mundo maravilloso».
Las cantantes de «Señorita», que están saliendo desde el verano del año pasado, han estado juntos en aislamiento durante semanas, así que decidieron realizar esta presentación a dúo.
Su actuación dejó a todos sin palabras después de escuchar las increíbles armonías de la pareja y los fanáticos ahora les piden que se dirijan a una gira conjunta en 2021.
Al igual que muchas otras actuaciones de la noche, incluidas Lady Gaga, The Rolling Stones, Eddie Vedder, Paul McCartney, Taylor Swift, Billie Eilish, Maluma, Jennifer Lopez, John Legend y Sam Smith, la actuación de Shawn y Camila dejó a los fanáticos realmente emocionados.
Es una canción que habla del milagro de que florezca una flor, del azul del cielo y de los colores del arcoiris. Y de los amigos que se saludan con la mano desde el otro lado de la calle, un gesto que porta el mayor acto de amor entre seres humanos. Y que los niños, aunque lloren, seguirán creciendo y aprenderán mucho más de los que los adultos jamás llegaremos a aprender. Y Armstrong, invitándonos a contemplar esas pequeñas cosas, concluía: «Entonces pienso: qué mundo tan maravilloso».