Durante 102 años los restos de Cristóbal Colón, descubridor de América, se mantuvieron en la Catedral de La Habana, trasladados a la capital cubana desde Santo Domingo.
Colón muere el 20 de mayo de 1506, sus restos fueron inhumados y llevados inicialmente al Convento franciscano de Valladolid en España. Después se transportaron al monasterio de Santa María de las Cuevas, en Sevilla y por el año1536, los huesos de Colón, junto a los de su hijo Diego, fueron trasladados a Santo Domingo, ya que su nieto quería que los restos mortales de su padre y abuelo reposaran en la Catedral Primada de América, en la Isla La Española.
Una vez firmado el Tratado de Basilea, que establecía que España cedería a Francia la parte occidental de la isla de Santo Domingo, fue necesario trasladar los restos de Colón hacia Cuba.
Según consta en el informe elaborado por el historiador José Antonio López Prieto en 1878 y gracias a un estudio de los huesos hallados, la caja de plomo con sus falsas inscripciones y la bala de plomo hallada entre los restos, demostraron la presencia de la osamenta en Cuba al Gobernador General Joaquín Jovellar y Soler.
En 1898, al perder España a Cuba, los reyes piden la exhumación del cuerpo y su traslado a Sevilla, lugar donde descansan desde ese entonces y hasta hoy los restos del almirante. El 13 de diciembre de este propio año fue traslada la urna del descubridor del Nuevo Mundo, en el crucero ibérico Conde de Venadito.
Para demostrar con las nuevas tecnologías la legitimidad de los restos que se encontraban en la capital Andaluza, 100 años después, investigadores de la Universidad de Granada, mediante estudios de ADN mitocondrial realizados en el 2006, contrastaron la osamenta de Colón con la de su hermano mayor y concluyeron que en España reposan las auténticas reliquias colombinas.
No obstante, solo se conserva el 15 por ciento del cuerpo, dejando la interrogante de si en la Catedral de La Habana o en la de Santo Domingo todavía quede algo de las cenizas del Gran Almirante Descubridor del Nuevo Mundo.