La talentosa y hermosa actriz cubana Jaqueline Arenal está hoy festejando sus 52 años de vida, y aunque quizás, como el resto del mundo, este en su casa pasando esta cuarentena, desde aquí, nuestra querida Verena de Tierra Brava, tiene un lugar especial en el corazón de los miles de cubanos que le deseamos toda la felicidad del mundo.
Nacida en La Habana, desde la cuna venia su vena artística pues su padre es el reconocido escritor y dramaturgo cubano Humberto Arenal y su madre la actriz Martha Farre. Aunque primero probó en el ballet y llegó a ingresar en la Escuela del Ballet Nacional de Cuba, supo allí que su carrera sería en las tablas y la actuación marcó su vida desde los años de estudio en el Instituto Superior de Arte.
Su indiscutible talento le hizo ganarse el cariño de los cubanos, pero también un lugar en varias telenovelas y filmes en la Isla, donde es muy recordada por su papel de Verena Contreras en la novela Tierra Brava y su actuación en el filme El Siglo de la Luces.
Jaqueline Arenal también quiso probar suerte fuera de su tierra natal, y puede declararse una triunfadora, pues en Colombia, donde reside desde hace varios años, amplio de manera considerable su repertorio actoral y ha logrado participar en casi una veintena de telenovelas.
La actriz se ha ganado la popularidad con personajes como la Yoli González en Los Reyes, Clara en Mujeres asesinas y, más recientemente, la Virgen María en María Magdalena.
Su vida personal también ha estado ligada a la actuación. Durante muchos años estuvo casada con el actor y comediante cubano Alexis Valdés, quien fuera su primer esposo. Tras su divorcio, comenzó una relación con el también actor Mijail Mulkay, junto al que se mantuvo por casi una década y de cuyo matrimonio nació Camila, la hija que ambos tienen en común.
Ahora, su actual pareja no está ligada al mundo artístico, pero ella misma ha confesado que llegó para «devolver el sol a su vida». Sus fotografías juntos por varios lugares de Colombia eran frecuentes en sus redes sociales, donde se les podía ver derrochando amor por encima de sus ropas.