En la actualidad, los cubanos que han hecho de Miami su hogar enfrentan una dura realidad: ¿viven realmente en la ciudad o simplemente sobreviven a ella? Hace 40 años, aquellos que llegaban a la próspera urbe del sur de la Florida podían soñar con el sueño americano. Aunque debían tomar varios trabajos, tenían la esperanza de ahorrar para comprar una casa o incluso emprender su propio negocio. Sin embargo, las circunstancias han cambiado drásticamente.
Hoy día, los residentes de Miami deben afrontar la necesidad de tener varios empleos, pero la mayoría de sus ingresos se destinan a cubrir los gastos básicos. Esto hace imposible soñar con tener un negocio propio o simplemente ahorrar algo de dinero. Por varios años consecutivos, Miami ha ostentado el dudoso honor de ser la segunda ciudad de Estados Unidos con los alquileres más altos, una situación que afecta especialmente a los habitantes con menos recursos, quienes deben trabajar más de 40 horas a la semana solo para poder pagar la renta.
Un informe reciente del sitio Apartment List reveló que aproximadamente el 30% del ingreso de más del 62.7% de las familias en Miami se destina únicamente al pago de alquileres. Esto se traduce en que los residentes de la ciudad deben trabajar 109 horas al mes solo para hacer frente a esta carga financiera.
El costo promedio de alquiler en Miami ronda los 1,350.00 dólares mensuales, según un informe de la Coalición Nacional de Vivienda de Bajos Ingresos. Sin embargo, muchos saben que por esa cantidad es difícil encontrar alojamiento en la mayoría de los barrios, donde un apartamento de dos habitaciones y dos baños suele oscilar entre los 1,500.00 y 2,300.00 dólares mensuales.
Para aquellos que ganan el salario mínimo de 8.25 dólares por hora, pagar la renta significaría tener que asumir tres trabajos a tiempo completo. Y esto no es todo, ya que además del costo de la vivienda, los residentes de Miami deben lidiar con los gastos en alimentos, el seguro del auto, cable, teléfono e internet, lo que elevaría los gastos de una familia de cuatro personas a un promedio de 3,367.00 dólares mensuales, sin contar la vivienda.
Este panorama dificulta la vida de muchos cubanos en la ciudad, como es el caso de Ibetti Pérez, una talentosa actriz que trabaja arduamente en tres empleos para poder cubrir sus gastos. Desde las 3:00 am, de lunes a viernes, se levanta para dirigirse a su trabajo de tiempo completo en una revista matutina de radio y televisión. Los fines de semana imparte clases de teatro para niños y cuando tiene la oportunidad, acepta papeles en obras teatrales. Apenas descansa los domingos, pues no puede desaprovechar los trabajos ocasionales que suelen surgir ese día.
En Miami, como en pocas ciudades de Estados Unidos, las diferencias de ingresos entre las élites asociadas a sectores como la urbanización, el turismo, el comercio marítimo y la banca, contrastan con la población de menos recursos que se dedica a trabajos con bajos salarios y remuneraciones.
La ciudad del sol sigue siendo atractiva y llena de oportunidades, pero para muchos, también es un lugar donde la lucha por sobrevivir se ha vuelto cada vez más complicada. A pesar de las dificultades, estos cubanos perseveran, manteniendo vivo el espíritu de la comunidad y demostrando su valía y dedicación a pesar de las adversidades. Miami sigue siendo un crisol de culturas y talento, y es un lugar donde la fuerza y la resiliencia de sus habitantes brillan con intensidad.