La popular actriz cubana Susana Pérez hizo impactantes revelaciones sobre su vida en Cuba, que hasta ahora había mantenido en secreto. Un encuentro con Magdalena ‘La Pelúa’, el personaje interpretado por la humorista Judith González, se convirtió en el escenario perfecto para una entrevista muy personal en la que la artista abrió por primera vez su corazón a los recuerdos que forman parte de su vida personal en la isla.
Susana no dudó en abrirle las puertas de su hogar en Miami a Magdalena, y entre chistes y sonrisas, mientras cocinaban uno ricos buñuelos al estilo cubano, llegó la confesión que ha dejado asombrados a muchos. «¿Alguna vez tuviste que cocinar en Cuba para poder vivir?, preguntó Magdalena a la popular actriz. La respuesta fue afirmativa y reveló que tuvo, por mucho tiempo, que hacer y vender tamales para poder sobrevivir y se convirtió en su sustento económico, por encima de su labor como actriz.
Además, contó que su madre deseaba que esto se mantuviera en secreto porque no quería que nadie supiera que era ella quien estaba detrás de aquellos tamales, por el qué hablarán de una «prestigiosa actriz». Sin embargo, Susana Pérez le dijo lo contrario, pues la gente tenia que saber que era ella quien los hacia pues eso sería un gancho para poder vender más.
«Mi mamá, que en paz descanse, me decía: Yo no quiero que nadie sepa que esos tamales los haces tú. Yo le respondía: niña si al contrario, la gente tiene que saber que fui yo para que te los compren», enfatizó.
La actriz reveló que inició la venta de tamales cuando el período especial se puso más duro en Cuba, justo después de quedarse sin trabajo tras finalizar la grabación de la telenovela ‘Las huérfanas de la Obra Pía».
Pero su emprendimiento no se quedó allí, y decidió unos meses después abrir un paladar clandestino en su casa con apenas una mesa.
«Yo tuve una paladar con una sola mesa en mi casa, cuando estaba prohibido, cuando era ilegal. Tuve unos clientes de la embajada española que les gustaba ir cuando había apagón», confesó.
Dice que salario por casi 10 años, mientras ya trabajaba en la radio y la televisión, fue de apenas 100 pesos cubanos (4 dólares al cambio actual) y luego recibió un aumento, que duró por casi una década más, en la que estuvo devengando unos 163 pesos mensuales.
«Era totalmente miserable. Nos reunimos con la dirección del Instituto Cubano de Radio y Televisión para que nos lo subieran y salimos que por poco nos rebajan a 60 pesos porque comenzaron a sacarnos la cuenta de todo lo que nos daban por la libreta y apenas costaba 16 pesos», reveló.