El humorista cubano Limay Blanco realizó un multitudinario culto cristiano el pasado fin de semana en la residencia que posee en el Barrio Obrero de La Habana. Como puede apreciarse en los videos que el propio comediante ha ido subiendo a las redes sociales, la vivienda acogió a cientos de personas.
De la ceremonia religiosa que comenzó a las 8 de la noche, el comediante ha colgado varios videos a través de sus perfiles sociales para compartir con sus seguidores el momento. Eso sí, en cada uno de ellos mostrando el sentido del humor que lo caracteriza.
Varios videos del culto cristiano celebrado en casa de Limay Blanco
En uno de los vídeos se puede a varias personas que se encuentran limpiando y acondicionando el patio de su casa. No obstante, el tamaño y las condiciones del mismo provocaron algunas bromas entre los internautas.
“Coño Muñi, yo no quería hablar, pero te vamos a tener que llevar para Villa Marista con Gilbertman”, “Huff que clase patio y limpiecito, ya no tiene peste”, bromearon algunos utilizando frases que suele utilizar Limay en sus shows.
En otros de los videos el humorista hace como que está sorprendido y se pregunta: “¿Y esta pila de gente en mi casa?”. Además, también bromea sobre dos jóvenes que están sentando en un banco alejados de los demás y dice: “Todo el mundo orando y ustedes sentados aquí atrás, caballero oren, oren”.
A mediados del año pasado salió a la luz la noticia que Limay Blanco abandonaba la religión afrocubana para abrazar el cristianismo.
Limay, en aquel entonces, reveló que había aceptado a Cristo como su salvador y que tenía intenciones de convertirse en pastor. “Yo acepté a Cristo como mi salvador, yo quiero ser cristiano, quiero ser pastor”, dijo entonces.
Además de su decisión, salieron a la luz en las redes sociales imágenes que mostraban la ceremonia de conversión del humorista así como la destrucción de su antiguo altar dedicado a los santos yoruba.
Ante la preocupación de sus seguidores con respecto a su trabajo en esta nueva etapa de su vida, el humorista aseguró que se mantendría haciendo sus populares espectáculos, pero que con el tiempo modificaría sus cuentos para evitar utilizar las jergas callejeras en sus actuaciones.