Que los precios en Cuba sean escandalosos no es una noticia nueva, sino una realidad cotidiana. Sin embargo, la idea de que la reservación de una mesa para escuchar a un reguetonero cueste 100 mil pesos parece de otro mundo. No, no es que falte café o que haya leído mal: son 100 mil pesos lo que cuesta reservar una mesa en el Chiringuito Pizza’s de Camagüey para el concierto de Bebeshito el próximo 5 de julio.
Las mesas, destinadas para cuatro personas, incluyen dos bebidas energéticas y una botella de whisky Johnnie Walker, según la publicación del propio local. Además, existen otras ofertas “más baratas” que oscilan entre 40 mil y 80 mil pesos, pero estas solo incluyen el disfrute de las canciones de Bebeshito, sin rastro de comida o bebida.
Las entradas más económicas están en el orden de los tres mil pesos, según otra publicación del negocio en Facebook, donde describen el evento como “el super conciertazo del cantante urbano más popular en Cuba”. Los comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar y muchos de ellos reflejan la incredulidad y la indignación ante los exorbitantes precios.
“Yo no sé quién está más mal de la cabeza, si Oniel el Bebeshito o el dueño del Chiringuito”, comentó una internauta identificada como Yeni Hernandez. “Caballero apretaron con esos precios en un pueblo prácticamente muerto de hambre”, añadió. Otros usuarios calcularon cuántos años tendrían que ahorrar para adquirir una de las entradas VIP.
Aunque algunos defienden que el cantante y el dueño del establecimiento tienen el derecho de fijar los precios que consideren adecuados, para muchos, la cifra resulta una burla. “No todo el mundo puede ir a ver a sus cantantes preferidos en el extranjero porque las entradas también son caras para muchos”, reflexionó un lector, destacando que la situación no es exclusiva de Cuba. Sin embargo, la mayoría de los comentarios fueron en tono de burla y desaprobación.
En poco tiempo, el cantante urbano Oniel Bebeshito ha ganado un lugar destacado en el ámbito musical de la isla y también en el Sur de la Florida, donde reside una numerosa comunidad cubana y latina. No obstante, la cuestión de quién puede pagar por la mesa de 100 mil pesos sigue siendo un misterio.
